Dee Lusby:
Puesto que el tamaño de la abeja es regulado por el tamaño de la celdilla y el tamaño de la celdilla regula el tamaño del tórax del obrera, también ganamos el control de los ácaros de la tráquea reduciendo la abertura del primer espiráculo torácico donde los ácaros ganan la entrada interna en los pulmones de nuestras abejas. Reduciendo la reproducción del varroa (ambos tipos verificados por el laboratorio del USDA Tucson que está en nuestra área) y de los ácaros de la tráquea, ambos extendidos en nuestra área en nuestras abejas, entonces causamos una reducción en enfermedades secundarias, por la reducción de las heridas abiertas causadas por los ácaros que pican el exoesqueleto de nuestras abejas y que penetran para beber la sangre, siendo la vía de entrada entonces para virus, bacterias, e infecciones por hongos.
Aquí en la isla de La Palma, cuando llegué hace 25 años, muchas colmenas se murieron de los ácaros de la tráquea. Algunos apicultores han utilizado mentol y se mejoró la situación hasta que llegó la varroa. En las abejas, que nacen de celdillas de 4,9mm, los primeros orificios de las tráqueas, donde normalmente entran estos ácaros, son tan pequeños que el acarapis no cabe. ¡QED!. Los Lusby tenían este problema al principio y con la disminución de las celdillas desapareció de repente.